Que nazca un bollo de palabras dentro de una servilleta que vuele en el viento de una tarde cualquiera, como una paloma loca, envuelta en un tornado de hojas secas. Que se pierda entre la gente, susurrando en las orejas sus letras de risa, su graznido de papel.
Pero que vuelva, que me traiga en sus alas montado un caballero. Un hombre hecho de pelos, de carnita y de huesos. Que sea mullido, apretujable y que tenga una espada. Una hoja filosa que corte los sueños mal soñados, los cielos nublados y el pan de las tostadas. Que me venga a encender la chimenea, que no quema. Y de paso que me abrace, y que me abrase, no la chimenea, no la paloma, no la servilleta, el caballero.
Bueno... la foto esta al revés...
simplemente, me encantó. Lo voy a volver a leer ahora!
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