lunes, 4 de enero de 2010

El fin de los piratas

Estaban los monumentos sentados en sus regios aposentos, comiendo mandalas, fumando cábalas y bebiendo lunas mohosas de a sorbos pequeños y lentos.

SEAN los archipiélagos, dijeron.

Y los archipiélagos fueron a sentarse al borde de las costas ovaladas y a romperse la cabeza contra las olas. Sonrieron como los chicos que salen al recreo y se parten los dientes jugando a la mancha. Despeinándose los grumos, escupieron piedras y cantaron canciones de borrachos.

Los piratas que los vieron desde lejos, quisieron compartir la algarabía. No importaron ni los cantos de sirenas, ni los tesoros apilados en la arena. Se lanzaron de lleno contra los acantilados, a estallar en mil pedazos sus barcos desvelados.

2 comentarios:

  1. Por copiones, les pasa... Quisiera fumar lo que vos fumas y lograr escribir esta delicia que supongo para pocos.

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  2. Admiro tu imaginación. No copíás, ni siquiera a la vida. ¡genial!

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