lunes, 5 de octubre de 2009

Irse...

La puerta. El cuadradito de adelante. Las baldosas de granito. Mis Kickers azules. Las medias tres cuartos. La vereda. El contorno de cientos de rayuelas. El árbol y la sombra de los chicos colgando como monos. Los cables de luz. El cielo. Las bolsas de basura rotas por los gatos. Algo de mugre que vuela con el viento. El asfalto. Fútbol de nenas contra varones. Un torino marrón pintado de blanco: Siempre estuvo ahí. Los que llegan en remis dicen: ahí, adelante del torino.

La esquina. El sauce llorón que se fue un día y el pino que cuida un nido de calandrias. El cartel. La placita. La pared manchada que supo tener montañas y castillos pintados por todos los vecinos. El sube y baja. El tobogán. La virgencita que huyó cuando el gauchito gil le robó su altar. El piso de conchilla. Mis Topper azules. Se empieza a hacer tarde. La vereda. El olor de la curtiembre a la mañana. La sodería. El dueño que andaba con la de enfrente. El escándalo y el chusmerío. La reja. El pastor alemán, ese mismo que mató a Felipe el perrito de mamá. La vereda. El asfalto. Un auto cada media hora. Cruzar. El almacén de Machuca. Lo de la Ofelia. Veredas con baldosas de rayitas. Casas bajas. Portones y maceteros con flores. El Poroto sentado en su banquito y la vejez. La fábrica de resortes. El asfalto. La boca calle llena de agua. Un auto cada media hora. Saltar y cruzar. Se hace tarde. Pasos apurados. Mis zapatos de taco bajo. El asfalto. Los medidores de gas. El taller. Autos en la puerta con problemas eléctricos. Casas bajas. Veredas rotas. El surco hecho de tantas caminatas para ver de lejos a Mariano, a sus rulos rubios, a sus ojos celestes.

Hay que apurarse. El portón verde del taller. Un auto con el capot abierto y la cabeza pelada de Mariano que sobresale; y su panza, que también sobresale. Los postes de luz. La casa de los gatos. Un hombre retardado que solo transcurre. Las palabras in entendibles del hombre retardado. Olor a azares. La carpintería. El aserrín que corre por el piso y el arte del piropo grosero a disposición de los muchachos. La avenida Belgrano. Muchos más autos cada media hora. Doblar la esquina. El Barilari Club Social y Deportivo. Los bailes de carnaval. Guerras de espumita del Rey Momo. Los quince. El semáforo. La esquina de la inmobiliaria y el primer beso. El temor a que alguien viera; el horror a que contara. La vereda. El asfalto. Cruzar con cuidado. Doblar por Boulevard. Los pasos apurados. Ruido de autos que pasan. Duplex recién construidos. Veredas de baldosas grandes. Pocos árboles. El paseo de compras que sólo tiene dos locales. La casa de Lotería. La tienda. La parrilla con el tanque en la vereda. El humo y el olor a asado. Las veredas rotas. Mis zapatos de taco alto y la ropa de oficina. Apurarse. La casa del plomero. El hijo del plomero. Sus ojos verdes. Su sonrisa. Casi veinte años de desencuentros y un amor perdido entre las no coincidencias del tiempo. Suspirar. Seguir. Pasa el tiempo, se hace tarde. El bar de la esquina. La avenida Mitre y sus bulevares. Cruzar prestando atención. Las medialunas del abuelo. La parada del colectivo. El colectivo que viene. Subir los escalones. Mis zapatos de viaje. Sacar boleto.

El colectivo que se va; yo que un poco me quedo.



6 comentarios:

  1. Anaaaa...cuántos recuerdos me vinieron a la mente!!! Excelente!!! me encantó....
    Cintia M.

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  2. ¡Qué hermoso!

    ¡Cuánta ternura!

    Creo que ya te lo dije: me hiciste emocionar

    Beso

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  3. Uy, me gustó. Y si cambio un par de nombres, es mi mismísima vida.

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  4. la rutina de la vida escrita en tiempo y espacio real... por momentos me agité porque teniamos que llegar a tomar el colectivo a la hora de siempre!!simple y hermoso!Diana.

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  5. No se si es el mas lindo, pero me toco algo que los demás no, y como Szarlotka, me emocioné.
    Este es, sin lugar a dudas, mi favorito.

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  6. Muy lindo... emocionamte... simple y a la vez profundo.
    Cómo pasa el tiempo...
    Paula.

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