Se deslizan como anguilas, empujan, aprietan y se contorsionan. Absorbiendo el espacio vital de otros, crean un lugar que antes no existía. Los demás los miran con asombro, desconcertados ante tal falta de respeto.
Quizás necesitan cariño, contacto físico, por eso buscan meterse bajo los sobacos de otra gente. Quizás no encuentran su lugar en el mundo o tienen una errónea percepción del tiempo y del espacio
Los otros piensan en la impunidad. Y mientras, se van acostumbrando a la idea de compartir un trozo de vida con estos especímenes, que se quedaran sólo hasta ver una nueva luz, un nuevo resquicio, para adentrarse a los codazos, a joder a otros, más atrás.
Los que se meten debajo de los sobacos son sandías o son gallinas. El terror está a la vuelta de la esquina o en el bondi. Me gustó.
ResponderEliminarSí si si... lamentablemente los conozco...
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