viernes, 10 de julio de 2009

La máquina de la verdad

Mientras el muchacho interesado se rascaba la cabeza, del otro lado del mostrador, el vendedor sostenía un aparato plateado de forma rectangular y le decía:
Esto es buenísimo. Mirá, te explico: cuando a vos te pase algo que te tire para abajo, te rechaza una minusa, tu jefe te caga a pedos…ya no hace falta que le rompas las bolas a tus amigos para que te consuelen. Vos te llevas este aparato y cuando estas con el bajón lo usás. Esto adentro tiene un sistema inventado por los chinos. ¿Viste que muchos se hacían el harakiri? después de este invento los suicidios chinos bajaron como un ochenta por ciento. Bueno, vos pones el dedo en este agujero y apretás el botón verde. Ves: así. – El vendedor introdujo su dedo en una ranura cilíndrica. – Apretas acá y listo. Esto te tira la posta. Adentro tiene sensores que miden la temperatura, la humedad y otras cosas más. El aparato interpreta tus emociones y analiza la situación mejor que cualquier psicólogo. Es una maravilla. Escuchá – Dijo mientras presionaba el botón verde.
El aparato después de un zumbido transmitió: “Pepe, sos un grande. Lo tuyo no tiene desperdicio.”
El posible comprador, se terminó de convencer. Setecientos pesos era lo que salía un GPS y esto lo iba a guiar mucho mejor. – Listo, me lo llevo.
Llegó a su casa muy entusiasmado. Quería probar el aparato cuanto antes. Lo sacó de la caja y lo apoyó sobre la mesa. Se concentró en ese momento en que ella le dijo que solo era un buen amigo y metió el dedo en el agujero.
Cuando apretó el botón verde la máquina transmitió: Sos bastante pelotudo. Cómo vas a creer que un aparato puede adivinar tus emociones con sólo meterle un dedo. Pero a ver esperá… lo que si puedo percibir es que te estas sintiendo el más boludo. Y tenes razón pibe, tenes razón.


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