Estaban sentados a la mesa cuando por la pared pasó una sombra, pequeña y ágil. Un maullido lastimoso les hizo erizar los pelos. Era el maullido de Toto, pero Toto estaba muerto.
Excelente! Me encantó. Me dio escalofrío, y ahora que veo la foto del gato me da ternura, y ganas de que Toto nunca hubiera muerto, y que el fantasma viva con ellos siempre. Lástima que no se lo pueda acariciar...
Excelente! Me encantó. Me dio escalofrío, y ahora que veo la foto del gato me da ternura, y ganas de que Toto nunca hubiera muerto, y que el fantasma viva con ellos siempre. Lástima que no se lo pueda acariciar...
ResponderEliminarAy! Me dio una cosa por la espalda. Breve y bueno!
ResponderEliminarMe encanta el nombre de tu blog.
Un abrazo.